En tales ocasiones es necesario trabajaren equipo con especialistas (músicos y músicoterapeutas).
Ante la existencia de este puente el límite entre lo “somático” u “orgánico” y lo “neurológico” o “psicológico” se ha desvanecido de modo tal que es imposible establecer sus diferencias, a menos que se pretenda realizar una clasificación arbitraria. Ante las demostraciones experimentales conocidas de esta intercomunicación, podemos afirmar que la clasificación de “enfermedades psicosomáticas” es absolutamente redundante, ya que no existen las que no lo sean. La deformación del sentido de la palabra hizo que se le atribuyera a tales patologías un supuesto carácter de “imaginario” o “ilusorio”, actualmente debemos comprenderlas como entidades nosologías íntegramente relacionadas.
No hay nada más real que una “enfermedad psicosomática”. El sistema inmune controla nuestros microcosmos para que nada altere nuestra estructura interior, mientras que el sistema nervioso nos conecta con el exterior, con el macrocosmos para cumplir con idéntico propósito. Ambos mantienen nuestra identidad conformando lo que se llama el “Sistema Integral de Defensa” (SID). Más aún, podemos arribar a la paradigmática conclusión que ambos son un mismo sistema donde incluso el sistema inmune es el precursor antiquísimo del sistema nervioso. De este modo, no es de extrañar que compartan mediadores químicos, conserven idénticas estrategias de acción y “conversen” largamente entre sí.
Son tantas las evidencias experimentales conocidas, que resulta muy improbable aceptarlas como simples coincidencias. Trabajar sobre esta hipótesis moviliza todas nuestras energías y sin duda su confirmación modificará sustancialmente nuestros conceptos acerca de la enfermedad.
Lo que sí es imprescindible, si queremos abarcar más totalizadoramente los condicionantes psicológicos del enfermo y comprender el sentido de sus raíces profundas, una visión media que incluye la mirada prebiográfica.
A veces para comprender el trasfondo psicológico de un modo de enfermarse, en una determinada situación puntual, hay que saber mirar el trasfondo familiar que se vino preparando durante varias generaciones.
El fundamento de la psicoterapia de grupos es: 1) El principio de la interacción terapéutica. 2) la concepción de lo coconsciente y lo coinconsciente. 3) El principio del encuentro.
La psicoterapia de la relación propone ser una acción pragmá tica de observación y comprensión del fenómeno relacional. El diagnóstico de “lo inter” es el mejor para conseguir el diagnóstico de sí mismo, o conciencia de sí mismo (Yo).
Se busca el desarrollo del Yo observador que es el camino que conduce de la autoimagen distorsionada hacia el “Yo” verdadero. El “Yo” observador es un ojo, un tercer ojo que no juzga, ni critica ni elogia: sólo constata. El “Yo” está formado por una infinidad de “yoes” parciales, internalizados, que claman por ser descubiertos y que se expresan a través del juego de roles.
El psicoterapeuta de la relación es una mezcla de director y yo auxiliar o si se quiere, un actor terapéutico. Las escenas son dramatizadas al nivel de la acción verbal, y preponderantemente, en el aquí y ahora, o sea “presentizadas”. El terapeuta se dispone a jugar un rol internalizado del paciente. No hay marcación o montaje de la escena y no existe acción corporal entre terapeuta y paciente en la actuación psicodramática.
El psicoterapeuta se conduce por el “principio del doble” y por el principio de la entrega al rol actuado. No debe partir de hipótesis teóricas sino simplemente zambullirse en el rol actuado.
Además del contacto conscienteconsciente hay un contacto inconscienteinconsciente (coconsciente y coinconsciente de Moreno).
En cuanto a las técnicas utilizadas, éstas son ágiles y rápidas; provienen del psicodrama clásico, pero fueron simplificadas, despojadas de su aparato teatral y adaptadas a los 50 minutos de una sesión de psicoterapia individual. Entre las principales técnicas se destacan: dobleespejo (síntesis del doble y espejo); juegos de roles (el terapeuta asume el rol internalizado del paciente), previamente actuado por éste, o desempeñándolo directamente; entrevista en el rol; concretización; maximización; “presentización” (de ojos abiertos o de ojos cerrados) (“técnica del videotape”), etc.