(Ver Agrupamiento de roles)
Moreno denominó de este modo a los estados conscientes comunes que se pueden lograr a partir de determinadas interacciones del grupo psicodramático.
Es una de las características esenciales de un grupo. Ella denota su dinámica. El grado de cohesión de un grupo determinado está relacionado con ciertas variables propias de todo grupo tomado en particular, por ejemplo: la estructura grupal, los objetivos del grupo, las dificultades que se interponen al logro de sus metas, etc. La cohesión grupal es algo dinámico que se modifica en el tiempo a medida que se modifica el proceso grupal. Las modificaciones de la cohesión grupal se dan esencialmente en función de la malla vincular o red sociométrica del grupo. La cohesión grupal puede leerse científicamente a partir del estudio de las configuraciones sociométricas (Ver conf. sociométricas) que se obtienen en un sociograma. Estos estudios patentizan la estructura tele de un grupo y sus constantes modificaciones, así como su patología. Desde la sociometría, mayor será la cohesión grupal cuanto mayor sea el número de elecciones mutuas. Para la teoría de los roles cuanto mayor sea el espectro de los mismos y más espontánea y creativamente jugados, mayor será la cohesión grupal.
En cualquier vínculo que se establezca existirá a la par que un vínculo consciente aparente para ambos integrantes del mismo, un nexo de inconsciente a inconsciente creado a través de las experiencias vivenciales compartidas al que Moreno denominó coinconscientes. El pautado y sistemático trabajo en psicodrama promueve en todos y cada uno de los integrantes del grupo, procesos elaborativos individuales (Ver procesos elaboratorios). Sin embargo no todos los fenómenos que se patentizan a partir de estos trabajos grupales pueden ser comprendidos cabalmente a partir de las modificaciones que acontecen en el nivel de lo inconsciente individual. Determinados fenómenos de coemisión, de copercepción, de cointuición y de cosentir o simpatía, (para decirlo en términos schelerianos) y sus modificaciones no se agotan totalmente por esa vía de explicación. Parecen indicar el correlato de un coinconsciente. Esos fenómenos y algunos otros parecen señalar la necesidad de un más profundo estudio de las oscuras intimidades de los vínculos y sus estados de inconsciencia común, tanto en lo diádico como en lo triádico o lo multídico. Lo que se hace evidente es que algunos fenómenos no parecen surgir sólo de la psiquis individual sino también al mismo tiempo en varias otras, cuando estas se hallan ligadas entre sí por el vínculo. Moreno quien dio al vínculo humano, podríamos decir la categoría de un ente, denominó a estos estados: coinconscientes. Puede ser definido también, como la confluencia en nivel de la comunicación télica profunda grupal de la reactualización de escenas traumáticas (véase escenas traumáticas) de los polos vinculares de los integrantes, de las escenas míticas de los polos de vínculos, cuya coincidencia o cuyo encaje es la reactualización o caldeamiento de alguno o de las tres técnicas básicas (o sea cósmico, muerte o mirada del otro) en el nivel de miedo o pánico.
En una primera instancia de su modalidad de trabajo, Moreno denominó de este modo a la tercera etapa de la sesión de psicodrama. Usó como sinónimos las palabras «comentarios» y «análisis». En una segunda instancia, a partir del trabajo conjunto con Zerka Moreno, la tercera etapa del psicodrama se estructuró en dos tiempos, claramente definidos. El primero se denominó «compartir» (sharing) (Ver compartir) y el segundo mantuvo el nombre de comentario o análisis propiamente dicho. Este último es el momento de los señalamientos y las interpretaciones. En psicodrama preferimos operar de modo tal que el insight se realice en el trabajo dramático durante la reestructuración de la escena nuclear conflictiva (Ver escena nuclear conflictiva). El momento de análisis es trabajando de diferente manera según la escuela y los referentes epistemológicos en los que se encuadre el fenómeno psicodramático. La tercera etapa del psicodrama en el momento de compartir, cumple una doble función: 1) para los integrantes del grupo; la posibilidad de expresar verbalmente y así compartir la comprensión de aquellos aspectos propios que han sido movilizados durante la dramatización, que implican de la historia personal, aperturas de áreas de futuros trabajos psicodramáticos, enriquecimiento del espectro de roles y comprensión de roles complementarios; 2) para el protagonista; el descubrimiento de que su drama, que él ha desnudado ante los demás, ha sido compartido y coprotagonizado por sus compañeros de grupo. Aquello que lo diferenció y definió como protagonista, lo reintegra en ésta etapa al grupo, de una forma diferente de lo que permite fortificar sus vínculos con los compañeros de investigación. El momento de análisis posterior refuerza principalmente la comprensión de lo ocurrido en la vertiente intelectual o simbólica y en la vertiente del «darse cuenta, axiológico». En síntesis la etapa denominada «comentario» puede constar de tres subetapas: 1) El momento de compartir (Ver compartir). 2) El momento de comentario (Propiamente dicho) y cuando se está trabajando en didáctica o en entrenamiento. 3) El momento para la elaboración teóricotécnica de lo acontecido en la sesión. »