Son tres las cualidades de la tele: atracción, rechazo o indiferencia. (Ver «Ley de gravitación social» y «Ley de tercios»).
Según Moreno es una de las fomas de la espontaneidad (Ver espontaneidad) y se dirige a la reactivación de los tesoros y conservas culturales y de los estereotipos sociales. La cualidad dramática de la respuesta, dice Moreno, otorga novedad y vivacidad a sentimientos, acciones y expresiones verbales que no contienen nada nuevo, original o creativo. En una dramatización llamamos cualidad dramática a aquella característica de la acción que comienza a señalar un primer gradiente en el camino de liberación y entrenamiento de la espontaneidad.
Toda vez que la ansiedad básica adulta que Moreno denominó «hambre de transformación», es traicionada sin haber podido ser canalizada en el sentido de la libertad, espontaneidad, creatividad, responsabilidad y justicia del proyecto existencial, y cada vez que, por alguna omisión o por algún acto concreto y definitivo, se enajena el proyecto profundo de la existencia, irrumpirá de alguna manera la culpa. Cuando este sentimiento es aceptado como «culpa existencial» aflorará como un sentimiento auténtico que permitirá al individuo encarar la propia responsabilidad, para corregir el rumbo del propio proyecto existencial enajenado. Si esto no ocurre la culpa se derivará completamente fuera de su sitio y tomará la forma de culpa inauténtica encubridora, o la forma de culpa neurótica; como así también podrá derivarse como carga emocional protopráctica sin poder advenir a la posibilidad de ningún afecto claro y aparecer de manera obscura en un síntoma. (El cuerpo grita lo que la mente no quiere comprender).
Es la ansiedad de haberse tornado culpable. Paul Tillich la definió como «la experiencia de sentirse culpable de alguna omisión o de un acto concreto y definido que expresa la enajenación general de nuestra existencia; un acto u omisión por el que es imposible negar la responsabilidad, a pesar del elemento de destino incluido en ello». Cuando la ansiedad básica adulta que Moreno denominó hambre de transformación no es canalizada en el sentido de la actividad creadora irrumpe la culpa. La forma genuina y auténtica de tal irrupción es la vivencia de culpa existencial.
Es el sentimiento irresuelto y fuera de sitio, que intenta de alguna manera encubrir el sentimiento resuelto y auténtico de culpa existencial (Ver culpa existencial) que subyace siempre por debajo de ella. La culpa inauténtica es el resultado, por lo tanto, de la culpa auténtica y aparecerá cuando esta ha sido negada o reprimida. La culpa inauténtica puede tomar la forma de culpa neurótica (Ver culpa neurótica) e incluso puede ser negada o reprimida y aflorará entonces tarde o temprano en forma de síntoma. (Ver trilogía de la culpa).
Es el sentimiento completivo de culpa fuera de su sitio. Estos sentimientos generalmente tratan de encontrar más o menos oscuramente una salida apaciguadora en la búsqueda infantil de un castigo. De esta manera el castigo mismo funciona a su vez como beneficio, aunque sea siempre un pseudo beneficio neurótico.