Se lo representa mediante un yo auxiliar que mantiene un vínculo de habitabilidad con el ausente y que funciona como intermediario, entre el paciente y el director.
Es una técnica que fue propunada y utilizada por Moreno desde sus primeras investigaciones.
Para ello, la premisa fundamental es respetar la situación onírica, es decir no salirse del contexto onírico, para encontrar la resolución.
El protagonista, Caldea en el escenario la situación previa al dormir: prepara la escenografía y el mobiliario de su dormitorio; rememora si hubo alguna conversación o situación significativa previa al dormir y luego comienza a reconstruir el sueño y a jugarlo dramáticamente, para buscar finalmente su reestructuración en el camino de la resolución simbólica. Entonces todos y cada uno de los elementos oníricos toman una importancia especial, precisamente por su carácter simbólico. El trabajo con el protagonista va a ser el de desgranar las estructuras y los actos del sueño en la dramatización, ubicándose en la mayor cantidad de lugares y roles posibles, hasta encontrar la comprensión adecuada, totalizándolos en una sola «gestalt».